Me estoy dando cuenta de que estoy un poco obsesionada con el ladrillo visto. Foto que veo allá que voy a cotillear. Y eso es lo que me pasó cuando buceando por Pinterest encontré la fachada de esta casa de huéspedes y tuve la necesidad de saber como era por dentro.
No me defraudó para nada. Me encontré con mi mezcla preferida; ladrillo, hierro y madera.
Lo bonito también de encontrarme con proyectos así es su historia. Este anexo es de un edificio de 1916 que esta en San Francisco y antiguamente era la caldera de una lavandería, que ahora se ha convertido en un taller de madera y metal. La casita tiene un salón-comedor y aprovechando las vigas de madera añadieron una nueva planta para la habitación y el baño ya que había tan poco espacio que en una planta no cabía todo.
Me ha gustado como han llevado a cabo la adaptación y el uso de materiales como el vidrio en la planta alta para dar ligereza al espacio y sin dejar a un lado la esencia del pequeño edificio.
¡Estupendo! Lo nuestro también es amor puro por la mezcla de ladrillo, madera y metal 😉 Un abrazo!
Es una combinación ideal!! el ladrillo aporta un toque precioso a cualquier estlismo.
xoxo
Me encanta Ana, la adaptación no puede ser mejor.Feliz Domingo!!!
Me encanta la mezcla de ladrillo, madera, hierro y cristal. Aunque no creo que pudiera dormir en esa cama, que vertigo!!
Besos!!